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Detenerse
El paciente se acuesta vestido en la camilla boca arriba, el terapeuta de pie o sentado al lado del paciente descansa suavemente las manos en distintas partes del cuerpo. El terapeuta apoya sus manos y permite que el tejido pueda desenvolverse y mostrar su inercia de movimiento.
Nos centramos en el movimiento inherente del cuerpo, ritmos, fluidos y tejidos. Esta profunda escucha, nos conecta con la calma dinámica en el centro de nuestro ser. Es solo desde este lugar que la auténtica transformación puede emerger. No buscamos obstrucciones ni restricciones, escuchamos el ritmo primario del cuerpo y asi re establecemos la relación del paciente con su centro, con su fuerza vital, re alineando su cuerpo, mente y espíritu.
El cuerpo constantemente está buscando el equilibrio por sí mismo, simplemente apoyamos el proceso natural. Nuestra prioridad es escuchar, apoyar y permitir para que el estado óptimo de salud y equilibrio puedan ser.
"Permita que la función fisiológica de adentro manifieste su propia potencia infalible en vez de aplicar una fuerza ciega desde fuera." Dr. W. G. Sutherland
El proceso de transformación ocurre al escuchar la quietud dinámica. En cada visita tratamos a la persona, tratar la zona de dolor o queja no es nuestro objetivo. Para ser eficaz debemos encontrar dónde está en realidad el "problema". Muchas veces se encuentra a mucha distancia del sitio donde el paciente se queja.
Sabemos cuándo la sesión ha terminado porque los tejidos entran en una tranquilidad equilibrada. Hay un sentido de continuidad fluida, el cuerpo ha dejado de luchar, es congruente y resonante sin interferencias en el movimiento.
La sesión dura entre 35 a 60 minutos. "Nuestro reloj son los tejidos". R. Becker
Recuerde: cuando se ha tenido un problema durante años es poco probable que usted se recupere completamente con una o dos sesiones, a pesar que pueda encontrarse mucho mejor. Es importante tener expectativas realistas, recordar que no hay dos personas que seamos iguales y que respondamos al mismo tratamiento de igual manera.
Nos centramos en el movimiento inherente del cuerpo, ritmos, fluidos y tejidos. Esta profunda escucha, nos conecta con la calma dinámica en el centro de nuestro ser. Es solo desde este lugar que la auténtica transformación puede emerger. No buscamos obstrucciones ni restricciones, escuchamos el ritmo primario del cuerpo y asi re establecemos la relación del paciente con su centro, con su fuerza vital, re alineando su cuerpo, mente y espíritu.
El cuerpo constantemente está buscando el equilibrio por sí mismo, simplemente apoyamos el proceso natural. Nuestra prioridad es escuchar, apoyar y permitir para que el estado óptimo de salud y equilibrio puedan ser.
"Permita que la función fisiológica de adentro manifieste su propia potencia infalible en vez de aplicar una fuerza ciega desde fuera." Dr. W. G. Sutherland
El proceso de transformación ocurre al escuchar la quietud dinámica. En cada visita tratamos a la persona, tratar la zona de dolor o queja no es nuestro objetivo. Para ser eficaz debemos encontrar dónde está en realidad el "problema". Muchas veces se encuentra a mucha distancia del sitio donde el paciente se queja.
Sabemos cuándo la sesión ha terminado porque los tejidos entran en una tranquilidad equilibrada. Hay un sentido de continuidad fluida, el cuerpo ha dejado de luchar, es congruente y resonante sin interferencias en el movimiento.
La sesión dura entre 35 a 60 minutos. "Nuestro reloj son los tejidos". R. Becker
Recuerde: cuando se ha tenido un problema durante años es poco probable que usted se recupere completamente con una o dos sesiones, a pesar que pueda encontrarse mucho mejor. Es importante tener expectativas realistas, recordar que no hay dos personas que seamos iguales y que respondamos al mismo tratamiento de igual manera.